Intramundi ;) *

Publicado: 7 abril, 2013 en Mis cosas

 

Por increíble que parezca, todo lo relatado a continuación es absolutamente verídico. Tan verdad como ciertos son los datos aportados, que aunque ocultos, son patrimonio de las historias discretas o secretas que han pasado de padres a hijos a lo largo de los siglos para ser contadas en el libro invisible de las paginas orales, en este caso en las profundidades de las redes sociales y del espacio de la red .

No sé si saben mi militancia y pertenencia a una islita, territorio que emerge del Océano Atlántico, yo vengo de  Extramundi,  y más concretamente de la parte azul de aquella Isla que sale el Sol.

Al otro lado subiendo las montañas habita la bruma que teje y desteje algodones grises y blancos desde el Alba hasta el Ocaso. Allí viví toda mi mocedad y ahora, residente en Otra Isla, continúo frecuentando la islita. Quiero decir, frecuentando el lado visible de mi adorada Ciudad.

Bien sé qué poca gente la conoce, y que lo viajeros se apartan de su ruta. Gracias a eso permanece anclada en la memoria de los siglos, detenida en una postal antigua, doscientos años atrás. Solo la luz eléctrica modificó su paisaje. Cuando acudo a visitarla, las campanas de la Iglesia me saludan, y si es primavera como ahora, los vencejos escriben en el aire una partitura al viento.

Me acerco al puerto y contemplo los barquitos de pescadores, las Goletas, las pequeñas naves de vapor  que trasportan la malvasía de nuestros mejores caldos en sus Bodegas a Tierras Inglesas. Desde el Puerto se pueden observar los volatines que hace la niebla obstinada en perseguir una joven nube azul. Y en la mar los delfines brincan sobre el arco iris que traza un puente entre las dos orillas de la vida, el norte naciente y el sur declinante por donde se desvanece.

Ahora puedo contarlo porque ya no me importa que me crean. Lo estoy dictando pues casi no veo y ya hace años que se apago para mí la pantalla del ordenador que iluminaba mis días. Pronto cumpliré cien años  y he vuelto a mis amados libros, donde aprendo todo lo que sé. Cada Tarde escucho la lectura de los labios de mi joven vecina, que me acompaña cuando ya la tarde se empapa de noche. De esta forma recupero el placer de la lectura y repito en silencio las frases de la boca de Lucia dibujando paisajes, pintando amores y desterrando la muerte, y aunque mi memoria lectora pertenece intacta, voy recorriendo el Dante, visito a Dámaso, me encuentro con Rafa, y cito a todos los Amigos  que he leído en la plaza cordial de los recuerdos.

A mi joven amiga le disgusta dejar a medias capítulos y pasajes, y en ocasiones las horas se desgranan hasta que la aurora descorre sus cortinas..

Ya no duermo, el sueño es un pasatiempo que no entretiene a los viejos que elegimos la vigilia como compañera, pero en disciplinas que ya nadie acata, debo respetar mis tiempos y cuando mi fiel Arturo anuncia que ya no quedan más dilaciones, cerramos el libro y disponemos otros afanes.

No sé por qué les cuento todo esto, acaso los estoy aburriendo o abusando de su atención. Les ruego sepan disculparme y les pido ser indulgentes conmigo. Siempre he propendido a dejar que mi discurso discurriera por donde le placía, que viajara errático buscando vericuetos en donde cobijarse, y el muy pícaro me está jugando últimamente malas pasadas, cambia a su antojo la conversación, y se desliza por caminos no transitados perdiéndose en bizantinas disquisiciones.

Como esta tan reciente que me aleja el hilo de lo que quería contarles. Estaba recorriendo mi ciudad, quiero que la acepten como un regalo que aunque no venga en los mapas tiene bien definida su geografía y existe una gran puerta para traspasar sus murallas imaginarias.

Ocurre que en ocasiones, y ésta es una de ellas, las ciudades secretas existen ene se cosmos de evidencias que reside en nuestra memoria. Nosotros las conocemos bien, pertenecemos a los clanes que las han poblado desde el origen del universo y contamos como son y cómo fueron. Es un Extramundi que nace en el mismo corazón del mundo conocido, junto a la mar ignota y al atlas de los océanos. Juntos a mi casa brotaba un manantial de aguas de plata, nacía un Barranco meandros y que mi padre llamó Borges sin saber que años más tarde un escritor argentino usurparía su nombre. Mi padre, que desde muy joven gastaba blanca barba.

burmaSiempre fue muy dado a los nombres que venían o vendrían en los libros, así todos los perros que hubo en casa se llamaron Argos, como don Homero denomino al suyo que vivió en La Iliada , y Pequod a la chalana con la que salíamos a la mar a buscar medregales en junio . Mucho le impresiono Moby Dick que leyó cuando ya la muerte estableció la última de las prorrogas.

En Enero y en todos los Febreros mi casa se adornaba con almendros que teñían de blanco sus cabellos de hojas. No saben lo feliz que he sido recordando aquellos tiempos. Le pido a Arturo que me despierte cada mañana de insomnio recordándome como éramos.  Y mi fiel amigo de la casa, recrea una historia siempre distinta que habla de nuestra saga, de nuestra familia.

Continuara … 😉 *

Los comentarios están cerrados.